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martes, 8 de enero de 2013

Propuesta de caminata: Caldera de Bandama. Distancia 5 Kms. Dificultad: Baja

 
 
  Para acceder al inicio del camino debemos llegar por carretera (GC-802) hasta el Caserío de Bandama, grupo de viviendas, algunas muy antiguas y de muy bella factura, que se localizan sobre el borde noroeste de esta gran depresión.



 Por vía asfaltada llegamos hasta un cruce de carreteras, donde se halla el caserío mencionado. Una bifurcación nos aproxima hasta la cima del Pico de Bandama, al que aconsejamos ir primero; la otra, accede hasta el campo de Golf de Bandama y hasta el barrio de La Atalaya. Nuestro punto de partida se encuentra justo en este lugar. Exactamente entre una parada de guaguas y un restaurante nos adentramos en el interior de este grupo de casas, en donde y tras unos escasos 20 metros, vemos la verja de hierro por la que se accede al camino que baja a la caldera.


  El sendero no tiene pérdida, pues es evidente a simple vista y no presenta cruces de caminos que nos lleven a confusión. A los pocos metros de nuestra partida, encontramos un excelente mirador en donde se aconseja realizar una parada. A la vista descubrimos grandes taludes que caen por las paredes de esta depresión. Durante la pausa, podemos acercarnos al panel informativo que nos ofrece información detallada sobre el espacio a visitar.


  En nuestro descenso, siempre caminando sobre un firme de picón, vamos apreciando algunas muestras de la flora autóctona, como el tajinaste blanco (Echium decaisnei), el incienso canario (Artemisa canariensis), el guaydil (Convolvulus floridusl), el orobal (Withania aristata) o la malva de risco (Lavatera phoenicea), sin olvidar otras especies rupícolas que se adhieren a las rocas que, en ocasiones, bordean nuestro camino.



 En 30 minutos llegamos al fondo de la caldera, desde donde podemos conectar con otra senda que la rodea, también, sin pérdida posible. En el extremo sur existe un observatorio de aves (hide), pues es muy variada e interesante la avifauna que habita la zona, en especial cernícalos, búhos chicos, alpispas, capirotes, canarios de monte y pintos, que ofrecen a los amantes de los pájaros un lugar donde disfrutar de su presencia y variados cantos.

  Más o menos centrados en el fondo de esta depresión volcánica, existen una antigua casa  habitada, el lagar mencionado y una era, testigo de un pasado ligado a la actividad cerealística. Varios cultivos, gallinas, un burro y algunos frondosos árboles que rodean la vivienda y que ofrecen sombra en los momentos de sosiego tras las tareas del día, engalanan este pequeño entorno, al que aportan un carácter pintoresco.
  El ascenso se realiza por el mismo lugar por donde bajamos, aunque como ya se mencionó, supone un esfuerzo mayor y requiere más tiempo -en torno a los 45 minutos o la hora-. En cualquier caso, como se ha dicho, la senda está bien definida y el esfuerzo merece la pena.
CARACTERIZACIÓN GENERAL
 Estas geoformas volcánicas se formaron dentro del denominado III Ciclo volcánico, llamado también ciclo Post-Roque Nublo: manifestaciones volcánicas recientes en la larga historia vulcanológica de Gran Canaria -un período que abarca desde los 2,9 millones de años hasta la actualidad-. La génesis de esta erupción, de carácter freatomagmática, que se fraguó en el interior del manto terrestre, se escenificó en la superficie con la apertura de una gran grieta de dirección NNO a SSE, de unos 2 kilómetros, por donde inicialmente se emitió la lava. A continuación, la salida de este material fundido fue concentrándose en dos focos que formarían sendos conos de cínder. Finalmente, por la apertura del pico sur, y debido a la interacción entre el magma y el agua contenida en algún acuífero localizado en el camino de ascenso del magma, se intensificó la violencia, produciéndose la voladura del edificio que, como resultado final, dejó un gran cráter.
 Tras la actividad eruptiva, toda esta zona fue ocupada por un bosque termófilo, localizándose en las vertientes de umbría y en las proximidades a los cauces de barrancos otras especies que indicarían la transición al monteverde. Hasta la conquista castellana, este ecosistema presentaba una elevada densidad, estando conformado por diversas especies arbóreas que, generalmente, se agrupaban para formar bosques monoespecíficos. Topónimos como los de algunos barrios o zonas de la periferia de este entorno de Bandama, dan fe de la existencia en el pasado de estos bosquetes monoespecíficos, caso de El Sabinal, El Dragonal o El Mocanal, entre otros. En la actualidad, en el interior de la Caldera de Bandama pervive un relicto del bosque termófilo que se concentra de forma más exuberante por su lado oeste.
  En la pared norte de esta caldera se localiza un yacimiento arqueológico de alto valor, la Cueva de los Canarios, un grupo de cuevas de habitación y granero colectivo, que presenta inscripciones alfabéticas asimilables al líbico-bereber.
 El nombre de Bandama no tiene un origen prehispánico, sino que proviene de un comerciante flamenco llamado Daniel Van Damme, quien en el siglo XVI se asentó en la zona y cosechó viñas en el fondo y en las laderas del cráter para la elaboración de vino. Los caldos producidos en toda esta comarca del Monte Lentiscal, que incluye Bandama, con los años han adquirido gran prestigio, incluso fuera de la isla. La primera referencia histórica sobre el cultivo de la vid y la elaboración de vinos en esta zona se obtuvo a partir del testamento de este rico comerciante, que relata: "He plantado viña en la Caldera, lo que cuesta al día 2.000 ducados. La malvasía se da bien y mejor que compre otro vidueño y hace mejor oficio, y así la procurar· y acabarán de poblar unos majuelos que están puestos (...) porque la malvasía promete mucho por la gran fertilidad que muestran los racimos, y el tiempo la ofenda poco, y así podré poner más malvasía y dejar perder algún que otro vidueño. Ser· menester hacer una bodega abajo." (Torres Santana, 1991). Y es que Daniel Van Damme construyó en el interior de esta extraordinaria depresión unos de los lagares más antiguos de la isla, aún presente en este lugar.
       
 A la caldera, como veremos a continuación, se accede a través de un antiguo camino que serpentea hasta el fondo. El sendero presenta una pendiente elevada de cierta dificultad, especialmente cuando debemos regresar ascendiendo de nuevo, aunque sin lugar a dudas vale la pena si queremos llegar hasta el corazón de este sobrecogedor volcán, en donde encontraremos, fuera un antiguo caserío aún habitado.


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