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domingo, 4 de agosto de 2019

Propuesta de caminata:Los Azulejos - Los Quemados
























  Atención a los mojones al cruzar los barranquillos. Cuidado al inicio del camino en los primeros metros de subida, por pendiente acusada y tierra suelta.


Descripción:

Tramo A: Azulejos-Llanos de Ojeda:

El punto de acceso se encuentra en la margen derecha de la carretera C-819, desde Mogán a La Aldea, en un entrante (los Azujelos), en el que hay un mojón indicativo. Comienza el sendero ascendiendo en zigzag desde este punto, encontrándonos al paso grandes piedras, con el barranco de Ojeda a la izquierda. Siempre en ascenso, llegamos a las Charcas de las Aneas. Desde allí subimos hasta el Llano de la Bruma, zona de menor pendiente. El sendero, marcado con mojones, se desvía hacia la izquierda del Bco. de los Palos, hasta conectar con la pista que se dirige hacia el Aula de Inagua.


Tramo B: Llanos de Ojeda-Roque de Veneguera:

Caminamos por la pista hacia el E, en dirección contraria al Aula de Inagua, rodeando la cabecera del barranquillo de los Palos, hasta alcanzar los Llanos de Ojeda. Atravesamos por estos siguiendo con atención los mojones que señalan a un pino viejo (el Pino de la Orilla), que indica el comienzo del sendero de bajada, cubierto de vegetación. Descendemos suavemente hacia el Lomo de Los Quemados, donde se aprecian algunos caideros importantes, cruzando algunos barranquillos con llanos y pendientes. Se puede distinguir el Aula de Inagua, a la derecha, así como otra vista de los Azulejos y de la ruta 1. Aunque la pendiente no es muy acusada, en algunos momentos aumenta y es salvada por el zigzag del camino. Llegamos al Roque de Veneguera, que bordeamos, para finalizar el trayecto, en la carretera C-819 (Mogán-La Aldea) donde se encuentra la el mojón indicativo.

Interpretación:

Esta ruta accede por los barranquillos que forman parte de la cabecera del Valle de Veneguera, al borde SW del Macizo de Inagua-Ojeda-Pajonales. Se trata de un conjunto montañoso antiguo, mio-pliocénico (traquitas, fonolitas y basaltos), muy erosionado y culminado por una crestería o cordillera en dirección E-W, formada por varios morros o montañas entre los que destacan el Morro de Pajonales, la Mtña. de Alsándara o Sándara, (punto culminante, 1583 m), y la montañas de Ojeda e Inagua.

 Destacan  las vistosas y coloridas rocas conocidas por "Los Azulejos" que se encuentran en esta zona de la isla (Risco de las Tederas y barranquillos de los Palos y del Salobre), en mayor cantidad. En realidad se las puede ver también en otros lugares, definiendo el borde de la antigua Caldera* de Tejeda (W de Gran Canaria), originada por el hundimiento del techo del primer edificio volcánico insular y que posteriormente fue rellenada y reexcavada por otros episodios constructivos y erosivos respectivamente. El colorido variado de estas rocas se debe a alteraciones hidrotermales por contacto con agua y enfriamiento brusco de tobas volcánicas* produciéndose la vitrificación en distintos colores. De ahí el nombre (M. Trapero, 1999) por semejanza, de "azulejos" (ladrillos vidriados de varios colores).

Tras un ascenso corto, pero de elevada pendiente, podemos descansar en una zona muy pulida por el agua donde se forman charcos (Charco de "Las Aneas"* y "Charco Azul", bastante profundo). Son testigos de la erosión por escorrentía del Macizo y de la torrencialidad de las aguas, aunque sean esporádicas. Otro signo de la fuerte erosión que experimenta esta zona son las pequeñas cuevas (taffonis) que se forman en las rocas por la acción del viento. Hasta llegar al llano de la Bruma, podemos ver especies vegetales que han sustituido al pinar (jaras, jarones, tomillos, taginastes, tabaibas, etc.), allí donde ha sido sobreexplotado. Una vez aquí, encontramos una buena formación de escobones, que preceden a la posterior recolonización del Pinar.

Ascendemos hacia los Llanos de Ojeda, observando los primeros pinos. Son individuos viejos, centenarios de gran porte y de copa achaparrada, que han perdido la copa cónica propia de los pinos jóvenes. El Pinar de Inagua, Ojeda y Pajonales es un pinar seco o de exposición Sur. Sus ejemplares se encuentran dispersos y el sotobosque es prácticamente inexistente, a la inversa que en el Pinar de Tamadaba, de exposición Norte. En general, este pinar se encuentra en buen estado de conservación, debido a que se encuentra protegido por Ley desde 1972 (Refugio Natural de Caza). En 1994 se ampliaron sus límites hasta que se declaró todo el espacio como Reserva Natural Integral, (Ley 12/1994 de Espacios Naturales Protegidos) permitiendo sólo su uso científico y, excepcionalmente, educativo. (Esta ruta no está dentro de la zona protegida, pasa sólo por el límite).  Los criterios de protección valorados son la conservación del Pinar y de la fauna que en él habita, especialmente los pájaros Picapinos y Pinzón Azul.Identificamos siempre Inagua con el Pinar natural. En realidad, en otros tiempos era explotado para la obtención de madera, carbón, obtención de brea o pez, para el calafateado de los barcos, recogida de pinocha para cama del ganado, etc. Todos estos productos se cargaban en bestias (burros, caballos, mulos), a través de los senderos y veredas por los que hoy disfrutamos del paisaje. Esto nos hace pensar en la dureza y el sufrimiento del "trabajo de antes" con el que la población local subsistía, junto con las labores agrícolas y el pastoreo.

Dejamos los Llanos de Ojeda, y comenzamos el descenso hacia el Roque de Veneguera, por la zona de Los Quemados y el Lomo de La Palma. A medida que descendemos van desapareciendo los pinos en favor del matorral propio del Cardonal-Tabaibal. Además de una preciosa vista de la rampa de Tabaibales y Veneguera, podemos distinguir perfectamente el dique que cruza el barranco y del que forma parte el Roque, llamado así por parecer un monolito característico aislado, sólo que en este caso se trata de uno de los restos, de gran envergadura, del dique que ha resistido mejor a la erosión, quedando en resalte. Al pasar junto a él vemos que está colonizado por vegetación rupícola, cerrajas en su mayoría. 



sábado, 20 de julio de 2019

Propuesta de Caminata: Veneguera - Cruz de Mogán
















Longitud: 7,79 km.
Duración: 3h 30'  aprox.
Esfuerzo: bajo-moderado.

VER VIDEO:  




Condiciones: Óptimas. Buen estado de conservación, buena señalización (excepto tramo de Casas de Veneguera a Hoya de la Salvia, por cruce de pistas). Precaución en las zonas de tierra suelta para evitar caídas.


Descripción:

Tramo A: Degollada de Tasarte - Casas de Veneguera:


 Parte el itinerario desde el punto situado en la carretera C-810, llamado Degollada de Tasarte, en el que se diferencian dos vertientes: al Noroeste (NW), el Barranco de Tasarte y su caserío, y al Suroeste (SW), el Barranco de Veneguera.







 El mojón o panel indicativo señala el inicio del sendero, al lado del panel de límite del municipio de Mogán. Después de bajar una pequeña pendiente, continuamos descendiendo en zigzag, con suaves pendientes, a lo largo del Lomo del Camino hacia el caserío de La Cogolla. Éste está formado por varias casas tradicionales canarias entre palmeras. Como punto de referencia encontramos un gran algarrobo cuya sombra nos invita a hacer un alto en el camino. Un poco más adelante, se encuentra un horno de pan bastante antiguo y en buen estado de conservación.


 Descendemos por el sendero, abandonándolo al llegar a unas colmenas, donde se inicia una pista de tierra. Continuamos por ésta, y al pasar por algunas casas canarias derruidas, se puede ver parte de un dique volcánico (un filón de magma consolidado que rellena una fisura en el sustrato) en la ladera derecha del Bco. Sigue el recorrido por pista hasta llegar a los eriales de los Llanos del Gusano (pendiente un poco más acusada)y  llegamos a un área con fincas de frutales (El Riego, La Solana). La pista continúa hasta llegar a un almacén delante de una impresionante cardonera, en el núcleo de las Casas de Veneguera.

Tramo B: Casas de Veneguera - Cruz de Mogán-Mogán:


 Desde la pista que parte hacia la Playa de Veneguera, se inicia otra a la izquierda, donde se encuentra el mojón indicativo. El trayecto está en buenas condiciones de tránsito y pasa entre algunas casas con terrenos cultivados. Dejando una pista de cemento a la izquierda, continuamos recto hasta desviarnos a pocos metros por otra pista a la izquierda debajo de una casa que dejamos a la derecha y llegamos a una vereda que cruza una pista que baja al cauce del barranco. La cruzamos y seguimos a lado de palmeras, tuneras y eucaliptos hasta llegar a una casa tradicional con techumbre a dos aguas (Huerta Vieja). A unos cincuenta metros el camino continúa por la izquierda (atención a la señalización), por donde se llega a un palmeral bastante denso. Más adelante empeora (abundante vegetación), a la altura de la Hoya de la Salvia. Luego subimos en zigzag por un tramo claro, empedrado, hasta llegar a la Cruz de Mogán.


Descendemos hacia Mogán por el Lomo de la Quinta. En algunas partes el terreno está algo resbaladizo por tratarse de materiales muy sueltos. Otras, están empedradas y facilitan el descenso. Tras pasar una era el camino finaliza junto a una casa tradicional y accedemos a una pista que, cruzando el cauce del barranco, en una zona de fincas de frutales (mangos, papayos, higos),  conecta con la carretera C-812 en dirección a Playa de Mogán (mojón indicativo frente a la "casa del cura" de arquitectura tradicional, a unos cien metros de la iglesia de Mogán).


Interpretación: 

Este ruta cruza prácticamente en línea recta, desde el  Bco. de Veneguera hasta el de Mogán, atravesando la línea divisoria o cuchillo entre ambos: la Cruz de Mogán. En la Degollada de Tasarte (inicio), gozamos de una magnífica panorámica: dejamos atrás, al NW Tasarte y la Aldea; hacia delante, al SW (Veneguera)  observamos  la crestería de los Molinos cuyos topónimos (Cortijo de los Molinos, Corral de...), hacen referencia al establecimiento en este espacio y en tiempos pasados, de una de las cabañas ganaderas (cabras), más importantes de la comarca; el Risco de las Tederas (Los Azulejos); al frente, tras el Lomo de Veneguera y la Cruz de Mogán,  el perfil majestuoso de la Rampa de Tauro y en el fondo del barranco, primero la Finca de la Cogolla y hacia la derecha, antes de las Casas de Veneguera unos roques destacados que forman parte de un dique que atraviesa el barranco desde Los Molinos y continúa por Los Quemados hacia los Llanos de Ojeda (Inagua).


 El itinerario continúa barranco abajo en medio de un frondoso Cardonal-Tabaibal, con magníficos cardones de gran tamaño. Asociados a éstos y pareciendo que buscasen refugio crecen los Cornicales. Si nos fijamos bien tal vez podamos ver la oruga de la Esfinge de las Tabaibas, alimentándose en las ramas de éstas. Junto a tabaibas y cardones, crecen muchos arbustillos entre los que destacan los verodes, taginastes balos, balillos, y tasaigos.


 Levantando la vista al cielo, es más que probable poder divisar a los cernícalos planeando. Pero además, encontramos otras especies vegetales introducidas y asociadas a la explotación agraria; tuneras y pitas que se usaban para delimitar las parcelas y algarrobos en la antigua Finca de la Cogolla, testigo de la ocupación, que desde tiempos prehistóricos y posteriormente con los primeros colonos agrupados en pequeños caseríos, ha tenido este enclave. Antes de llegar a  las Casas de Veneguera pasaremos junto a fincas de cultivos tropicales (aguacate y papaya) y cítricos, que nos muestran el desarrollo actual de la agricultura de exportación, con su infraestructura propia  (almacenes, pozos, sistemas de riego, etc.); todo ello,  fruto de un gran esfuerzo humano durante generaciones, cuyas muestras observamos a lo largo del barranco hasta la Playa de Veneguera. También encontraremos huellas de  explotaciones agrarias comerciales (plátanos y tomates) en fincas que se mantienen vigentes.


 Cruzamos el núcleo rural de las Casas de Veneguera, para iniciar el camino de ascenso en dirección a Mogán, primero entre casas y fincas (la Huerta Vieja) y luego por un barranquillo (Hoya de la Salvia) lleno de palmeras, acebuches, tarajales, juncos, cañas y salvia morisca. El tramo empedrado del Lomo de Las Tosquillas nos indica el uso del camino, en otros tiempos, como paso de bestias de carga, siendo entonces un camino de herradura. Llegamos a la Cruz de Mogán que es un área de descanso y de encuentro entre los habitantes de Veneguera y Mogán, en particular durante la Fiesta de San Antonio el Chico, cuando se enrama y enciende la Cruz. Además, esta pequeña degollada nos permite mirar hacia ambos núcleos. Hacia Veneguera, podemos ver ahora todo el camino recorrido y una visión de conjunto de  la cabecera del valle y su  forma curiosa en L, con un giro de 90 al NW, causado por la presencia del Macizo de Inagua-Ojeda-Pajonales, que le impide excavar totalmente en línea recta, aunque consigue morder el macizo. Así,  antes de discurrir paralelo a los barrancos de Mogán al E y de los Secos al W después de las casas de Veneguera, su cabecera queda dividida en dos partes: una ramal que se adentra hasta Alsándara y otro, separado del anterior por el espigón que parte de la Mtña. de Ojeda (el Alto de las Tederas), que comienza en la degollada de Tasarte.


Hacia Mogán, vemos todo el valle con sus grandes paredones, desde Albarianes y Pie de la Cuesta hasta el Cercado, salpicado de fincas en su cauce y en primer término el casco de Mogán; adonde llegaremos finalmente, descendiendo el Lomo de la Quinta entre romeros marinos, tabaibas, verodes, balos, salvia morisca y aulagas principalmente. También  podremos ver las antiguas eras donde se trillaba el trigo.

Galería de fotos de ruta :