Todo el recorrido trascurre dentro del municipio de la Villa de Santa Brígida, concretamente en una de las elevadas paredes que bordean la gran cuenca del Guiniguada.
La ruta comienza en el barrio de La Angostura, más concretamente en la zona conocida como El Tejar. Al llegar a este barrio debemos aparcar en su vía principal para, posteriormente, buscar una calle que sube hacia el colegio público de La Angostura, señalizado por un cartel indicativo. Ascendemos a pie por una pista hormigonada, para antes de girar a la izquierda de nuestra marcha dejar esta vía y sigue por un sendero. Aconsejamos, no obstante, continuar por esta pista unos cincuenta metros hasta llegar al yacimiento arqueológico anteriormente mencionado en la caracterización general, El Tejar, pues además de poderlo ver en su estado actual, tras los trabajos efectuados por los arqueólogos, este lugar aporta información de gran interés.
Volviendo al inicio del camino, que comienza, como ya apuntamos, junto a una curva de la mentada pista hormigonada y a una vivienda con cancela metálica, comenzamos a caminar por una senda en perfectas condiciones, pasando a la izquierda de una casa con frutales, bordeado el camino a la izquierda de nuestra marcha por un muro de piedra seca y de muy bella factura en donde algunos veroles crecen meteorizando la roca.
Llaneando con el Barranco Guiniguada al fondo, a nuestra derecha, nos vamos introduciendo en un cada vez más tupido bosquecillo que se extiende a nuestros flancos. La vegetación termófila se caracteriza por la presencia destacada de acebuches, lentiscos, palmeras, veroles, tajinastes, cornicales y otras especies introducidas pero muy extendidas, como la tunera.
El sendero adquiere aspecto de cauce de pequeño barranco, presentando un firme algo pedregoso, caminado ahora bajo un dosel de ramas. A medida que pasamos este tramo, vamos ascendiendo progresivamente. Una breve parada nos permitir· observar, hacia el sur, el casco de la Villa de Santa Brígida. Seguimos subiendo, ahora pisando sobre un espléndido empedrado que bordea muros de piedra de no menor interés. Algo más arriba encontramos una tubería que debemos seguir, obviando una desviación que gira a la derecha -las vistas son cada vez más espectaculares, divisándose desde la cumbre de Gran Canaria hasta Tafira, y las especies arbóreas termófilas abundan cada vez más-.
Una vez arriba, observamos una bifurcación de caminos; debemos tomar el de la derecha, que asciende hacia un lomo, pasando primeramente junto a un estanque vallado y, posteriormente, entre lentiscos y acebuches que han ido colonizando todo este espacio, hasta llegar a una cruz de madera, lugar desde donde podemos disfrutar de una magnífica panorámica.
Asomados al borde de este lomo, en realidad estamos sobre la abrupta pared que cierra por el noroeste la gran cuenca del Guiniguada. Tenemos una visión completa de una extensa franja que va desde el SO al NE de la isla. Justo por debajo se extiende el amplio lecho del barranco, con extensas superficies de cultivos y donde se asientan algunos pequeños núcleos de población; al sureste destaca el Pico de Bandama y al este otro volcán, la Caldereta del Lentiscal.
Para volver, podemos hacerlo por el mismo camino o bajar en dirección norte hasta una casa aislada. Partiendo desde ésta, se inicia la nueva senda de vuelta, justo frente a donde finaliza la carretera asfaltada que llega a la vivienda. El sendero, ancho y con firme de tierra, transcurre en llano, atravesando nuevamente vegetación de termófilo. Al pasar una valla metálica volvemos a encontrarnos en la última bifurcación de caminos que antes dejamos para ascender hasta el lomo. Desde aquí, simplemente descendemos por el mismo lugar hasta llegar a nuestro punto de partida.
Yacimiento arqueológico de El Tejar
Conjunto arqueológico interesante por su nivel de conservación y por la potencialidad de su uso para el conocimiento de la población aborigen. Se puede dividir en dos partes: un primer conjunto formado por la estructura encontrada en 1997 y la fábrica que se adosa a ella, y una segunda construcción ubicada en el interior del bancal que enmarca la zona de actuación en la parte superior. Esta construcción es un muro de piedra seca de unos dos metros de longitud, casi con total seguridad de filiación prehispánica.
El segundo conjunto está configurado por una estructura de piedra seca completamente circular, a la que se adosa otra construcción que se asemeja bastante a una estructura habitacional, con alcobas laterales. Esta posible casa, actualmente en estudio, parece corresponderse con un ambiente doméstico, si atendemos a la variabilidad, densidad y tipología de la edificación. Aunque morfológicamente parece un hábitat, la densidad de ocupación de este espacio permite relacionarlo con el uso de la estructura circular.
En cuanto a la estructura redonda de piedra seca existente, ésta tiene unos cinco metros de diámetro, aproximadamente. Su construcción es bastante irregular. De igual forma, la calidad de la construcción no es demasiado elevada al no existir, aparentemente, la búsqueda de una regularización de las hiladas.
Para la creación de esta estructura se tuvo que cortar el terreno de la antigua ladera existente, de forma que el muro en su parte norte se apoya directamente sobre picón o en combinación con un relleno de cascajo. Esta edificación estuvo en sus orígenes bajo tierra, como demuestra la construcción de los muros, que no se mantendrían en pie sin el apoyo del corte de la ladera.
Otra de sus singularidades es la aparición de cuatro grandes piedras trabajadas y de unos setenta centímetros de altura, dos de ellas in situ, en posición vertical. Estas piedras han sido conocidas como "betilos" en la literatura arqueológica insular .
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